Yo le relaté la siguiente anécdota a una compañera de estudio y al terminar, ella me dijo: Cada vez que te veas frente a un peligro reza esta oración al Arcángel Miguel y verás que nada malo te sucederá.
San Miguel abajo
San Miguel a mi diestra
San Miguel a mi izquierda
San Miguel adelante
San Miguel atrás
San Miguel donde quiera que esté
Con tu divino amor
estoy toda protegida ahora y siempre".
Aquí viene la anécdota:
Iba en un bus lleno de gente, sentada en la banca de atrás. De pronto un chico pasó entre la gente que viajaba de pié y me decía algo, señalándome el reloj. Yo no le entendía lo que me decía y le preguntaba:
-Qué?
Volvía a decirlo y señalaba mi reloj por lo menos tres veces. Ya me dio vergüenza preguntarle qué me decía y estiré la mano para que él mismo viera la hora, pues pensé que eso era lo que me estaba preguntando.
Entonces me dijo:
-Deme el anillo.
Él no llevaba arma en la mano, pero llevaba una de ellas a la cintura debajo de la camisa.
Dios mío! A medida que yo lo sacaba de mi dedo y se lo entregaba, le dije:
-No es de oro. Mil cosas pasaron por mi cabeza: Me lo va a tirar a la cara, me va a meter un chuzón....Y saben qué dijo?
-Ah, no es de oro?!! Tenga. Decepcionado me lo devolvió y se bajó del bus.
Las rodillas me temblaban y la gente empezó a murmurar.
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